domingo, 14 de junio de 2015

La piedra en el zapato. Del futurismo.



La piedra en el zapato, azote de huleras y culebros.
Del futurismo.
Por Manuel Ábrego.
     Así como cuando se muere un mortal y ya los pretendientes rondan a la viuda, así apenas murió el proceso electoral de la diputación y ya hay gente que asoma la cabeza para la presidencia municipal el dos mil diecisiete.
    Para disimular hablan de que es temprano y que sigue la gubernatura de dos años, pero ahí están. Hace pocos días, en el ingenio Tres Valles Álvaro Vilaboa se acercó a saludar al líder Ruperto Ruiz Cortés y de paso externó que está listo, primero para la contienda interna y luego para la lucha grande.
    El buen Vilaboa tiene su tiempo que desea gobernar a Tres Valles, si bien solo él lo ha dicho en público, ya que la aspiración de Valentín Reyes López es un secreto a voces pero no se ha pregonado a los tres vientos. Eran cuatro, pero con esta austeridad no hay mucho en donde ventear.
    Hay un ex líder agrícola, un financiero, un dirigente tricolor, dos hombres de confianza de Marcos Cano Ramos, un líder agrícola actual, que es apenas la lista inicial de quienes quieren suceder al Hombre de Los Naranjos, si bien es la suma de los priístas.
    Panistas y amarillos bilis no tienen caras aún, en el PAN no quieren ver a Hiram Peña De León ni a sus favorecedores, mejor alegan que es el tiempo de trabajar por la gubernatura.
    En MORENA, ahora que la vida les sonríe, abundan los suspirantes aunque no tengan padrinos, recursos, o ganas de gastarlos en política si los tuvieran, empezando por los indígenas, de los cuales el que no se ve diputado local se imagina presidente municipal.
    Los perredistas dan por segura una alianza de la seudo izquierda de Tres Valles, incluído MORENA. Solo porque perdió su registro, pero se va a extrañar al PT, que ha sido fiel casi siempre a un solo dueño en Tres Valles, a diferencia del PVEM que ha tenido más dueños que domicilios El Gallinazo.
    El PT solamente se le escapó de las manos a su patrocinador cuando Chucho Sánchez Cano y otros hicieron un comité en tiempos de Adriana Leal, el cual no prosperó por la tacañería natural de sus organizadores.
Seguiremos.
     ¡En la torre!, dijo el buitre y siguió bailando, pero al ritmo de: “Soñar, imposible no hacer”.

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