martes, 7 de julio de 2015

La piedra en el zapato. Del sindicato del Ayuntamiento.



La piedra en el zapato, azote de huleras y culebros.
Del sindicato del Ayuntamiento.
Por Manuel Ábrego.
    Mucho tiempo ha pasado y muchos sucesos han ocurrido desde que Don Pedro Aguilar Ibáñez, de muy grata memoria, fundara el Sindicato de empleados municipales.
     Originalmente hasta dos gentes que habitaban en Gabino Barreda eran integrantes, si bien alguien exigió que al pertenecer al vecino municipio de Cosamaloapan se afiliaran al sindicato de allá.
     Poco a poco ha logrado prestaciones con sus diferentes dirigentes, repito, dirigentes, que líder solamente fue Don Pedro. Quizá las mejores las logró con Valentín Reyes López, siendo cabeza sindical Rafael Uscanga Palacios.
   Hoy su dirigente actual Socorro Sagastume, asegura que se llevan bien con el alcalde Marcos Cano Ramos, si bien con sus agremiados ya es otra cosa, hay voces de inconformidad. Con ella nunca se han hecho tomas de palacio.
    Como se recordará, la última fue la que encabezó Noemí Pérez Márquez, que por el poco tacto político del entonces presidente municipal J. M. Maus, tuvo que resolverse en casa del casi entrante alcalde Carlos Córdova Morales el último día del reinado de Maus.
    A raíz de eso acontecimientos y de otros, la señora Pérez Márquez llegó a marchar en uno o dos desfiles revuelta con las empleadas de confianza. Es un sindicato que trabaja sin escalafón, y lo curioso es que a ningún afiliado se le ha ocurrido pedirlo.
     Dos ex presidentes municipales han sido miembros del mismo, Don Pedro y Valentín Peña Vela, quien también descansa en el depósito de calcio, si bien cuando Pérez Márquez se aumentó la membresía, en un proceso que a la fecha no ha quedado muy claro, pero nos cuesta a los  contribuyentes.
     Aún así, en tiempos de Carlos Córdova, un empleado de Catastro quiso meter más gente a la organización sindical y buscó la anuencia del munícipe, con el fin de que tuvieran el trabajo seguro. Entre esos mortales había unas damitas. Córdova no firmó, y afortunadamente no entraron los dichos.
    ¡En la torre!, dijo el buitre y siguió bailando, pero al ritmo de: “Yo tenía diez empleados, / pero hablé con el alcalde y ahora están duplicados”.

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