La piedra en el zapato,
azote de huleras y culebros.
Del sindicato del
Ayuntamiento.
Por Manuel Ábrego.
Mucho tiempo ha pasado y muchos sucesos han
ocurrido desde que Don Pedro Aguilar Ibáñez, de muy grata memoria, fundara el
Sindicato de empleados municipales.
Originalmente hasta dos gentes que
habitaban en Gabino Barreda eran integrantes, si bien alguien exigió que al
pertenecer al vecino municipio de Cosamaloapan se afiliaran al sindicato de
allá.
Poco a poco ha logrado prestaciones con
sus diferentes dirigentes, repito, dirigentes, que líder solamente fue Don
Pedro. Quizá las mejores las logró con Valentín Reyes López, siendo cabeza
sindical Rafael Uscanga Palacios.
Hoy su dirigente actual Socorro Sagastume,
asegura que se llevan bien con el alcalde Marcos Cano Ramos, si bien con sus
agremiados ya es otra cosa, hay voces de inconformidad. Con ella nunca se han
hecho tomas de palacio.
Como se recordará, la última fue la que
encabezó Noemí Pérez Márquez, que por el poco tacto político del entonces
presidente municipal J. M. Maus, tuvo que resolverse en casa del casi entrante
alcalde Carlos Córdova Morales el último día del reinado de Maus.
A raíz de eso acontecimientos y de otros,
la señora Pérez Márquez llegó a marchar en uno o dos desfiles revuelta con las
empleadas de confianza. Es un sindicato que trabaja sin escalafón, y lo curioso
es que a ningún afiliado se le ha ocurrido pedirlo.
Dos ex presidentes municipales han sido
miembros del mismo, Don Pedro y Valentín Peña Vela, quien también descansa en
el depósito de calcio, si bien cuando Pérez Márquez se aumentó la membresía, en
un proceso que a la fecha no ha quedado muy claro, pero nos cuesta a los contribuyentes.
Aún así, en tiempos de Carlos Córdova, un
empleado de Catastro quiso meter más gente a la organización sindical y buscó
la anuencia del munícipe, con el fin de que tuvieran el trabajo seguro. Entre
esos mortales había unas damitas. Córdova no firmó, y afortunadamente no
entraron los dichos.
¡En la torre!, dijo el buitre y siguió
bailando, pero al ritmo de: “Yo tenía diez empleados, / pero hablé con el
alcalde y ahora están duplicados”.
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