martes, 21 de julio de 2015

La piedra en el zapato. De la crónica de una venta anunciada.


La piedra en el zapato, azote de huleras y culebros.

De la crónica de una venta anunciada.

Por Manuel Ábrego.

    Escribimos hace unos días acerca de los suspirantes a suceder a Marcos Cano Ramos.

   Lógicamente será uno solo, pues en política no hay empates, pero como ha sucedido desde hace años, el noventa por ciento de los que se lanzan saben que no llegarán, pero crean una situación ficticia de tener un valor político o de representar a un número de mortales para negociar algún puestecillo.

      A la fecha se habla de doce pretendientes, pues ya brincaron los de partidos ajenos al Revolucionario Institucional, incluidos los del Poblado Tres que tienen por seguro que algo debe de tocarle a los chinantecos por una obligación o un compromiso histórico que nadie ha definido.

    Para los suspirantes lo que sea es bueno: una regiduría, una dirección de Obras Públicas, la Tesorería, incluso la Secretaría. Y para llegar se dan un valor moral, cívico y político del cual casi siempre carecen. Además, si ya forman parte del elenco palaciego, se hacen arroz de todos los moles.

     O sea, se proyectan para su venta posterior. Todavía recordamos a Mario Martínez Nava, buen secretario municipal cuando J. M. Maus, quien iba a cuanto evento se le ponía enfrente acompañando a miembros de la Comuna.

   Y así vemos que funcionarios que deberían estar en su cubil, trabajando como lo juraron hace meses, en beneficio de Tres Valles, van a clausuras en escuelas, informes de líderes cañeros, y otras actividades que para mayor realce cuando mucho exigen de la presencia de regidores o alcalde.

    Es así como tratan de vender su figura al electorado buscando importancia en los actos públicos, tratando de impactar el sentir de la gente que mientras más sencilla es, más fácil es que piense que “Si este cuate viene a sentarse con el alcalde en la mesa de honor, ha de ser importante”.

     En ocasiones sale peor el asunto, pues les piden que clausuren el acto, y se avientan un discurso previo que envidiaría el Comandante Fidel Castro Ruz, tan dado a pronunciar alocuciones kilométricas. Pero estamos en Tres Valles y ni modo que nos suicidemos.

     ¡En la torre!, dijo el buitre y siguió bailando, pero al ritmo de: “Aviéntense todos”.

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