La piedra en el zapato,
azote de huleras y culebros.
De las cuentas.
Por Manuel Ábrego.
Pocos ayuntamientos de Tres Valles han
salido airosos moralmente con sus cuentas.
Y no
es que deban, sino que para quedar más o menos empatados han recurrido a quedar
a deber o a otros detalles, que de todos modos se aclaran y se informan a la
superioridad para no pasar por ilegales.
Y decimos que moralmente, porque con
alguien quedan mal. No falta el que deba impuestos a la Federación o a Veracruz,
para autofinanciarse, o el que baje salarios a sus empleados de confianza, no
les cubra una quincena o más, o los mande a “descansar” pero sin sueldo.
Ni
la actual administración, que “A Tres Valles le conviene”, se ha librado de
algún hecho como los mencionados. Claro, con la carga que han cargado las
administraciones a partir de la de J. M. Maus, por la deuda de la famosa
Bursatilización, es no sólo para no pagar, sino para botear en las calles.
Maus, el gran endeudador, siguió la línea
de algunos de sus antecesores, que tal pareciera que dijeron todos “Que se
arregle el que sigue”. Y el que sigue, curiosamente en ciertos casos, no le da
un seguimiento a la cuenta de su anterior, según los faculta la Ley Orgánica
del Municipio Libre.
Me he peleado verbalmente por llevarle la
contraria a mortales que me aseguran que
se cuidan la espalda, y que por éso no denuncian. Dejan pasar el año de rigor y
listo, su antecesor en el cargo es más inocente que uno del veintiocho de
diciembre.
Lo curioso del caso, es que por un lado
alegan austeridad y deben salarios, y por otro alquilan maquinaria, camiones,
copiadoras y siga usted con la cuenta. Si esa actitud la tomaran en una empresa
normal, ya los hubieran cesado por Confusión con premeditación, aliviane y ventosía.
O como se diga.
¡En la torre!, dijo el buitre y siguió
bailando. Pero al ritmo de: “Me confundí yo, / y me das de cachetadas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario