La piedra en el
zapato, azote de huleras y culebros.
De las
respuestas.
Por Manuel
Ábrego.
Dicen que no hay preguntas indiscretas,
sino respuestas indiscretas. Aunque de las respuestas puede depender algo, como
cuando entrevistamos al Gigante del Distrito, o de la Cuenca, o de algún lugar.
Por cierto, gracias a todos los que leyeron la entrevista.
Ahí tratamos de que se ventilaran grandes
temas que se ventilan en una Legislatura, y que afectan en mayor grado a los
mexicanos en su bolsillo: entre ellos, la devaluación, y la incondicionalidad
que han mostrado a lo largo de los años los diputados priístas cuando el Primer
Mandatario es del PRI.
Las respuestas no definieron nada. Lo
sentimos de verdad, prometemos entrevistar sobre los mismos detalles a otros
candidatos, a ver si aclaran algo, y nos dicen si nuestro bolsillo está en peligro,
o si viene una Edad Dorada para los mexicanos.
Siempre hemos sostenido que un buen gobierno
es el que procura que sus ciudadanos coman, y no les saca la comida de su
bolsillo. O sea que en orden de prioridades, primero es saber que no subirán de
precio los alimentos. Si un servidor fuera candidato, prometería éso.
Después, aunque no en ese orden, si se
ampliará el aeropuerto de México, si
reanudaremos relaciones con algún país con el que ni hablamos, si habrá
créditos para los empresarios, si rebautizamos al Instituto Nacional Electoral
y tantos detalles más que enriquecen la vida nacional.
Y desde luego, que le dan trabajo a los
diputados federales, no faltaba más. ¡En la torre!, dijo el buitre y siguió
bailando, pero al ritmo de: “¡Oh confusión, castigo es!”.
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