domingo, 10 de mayo de 2015

De las consecuencias de un recorrido y del pedir paz por un candidato

La piedra en el zapato, azote de huleras y culebros.


Por Manuel Ábrego.

A raíz del recorrido reciente que realizara Tarek Abdalá Saad, candidato a la diputación federal por el Revolucionario, me habla
El cartón de Ábrego
ron el doctor José Juan Gallegos Cárcamo y la señora Laura Gómez, cada quien por su lado, claro.


    Para los mortales que no diga nada el nombre de la apreciable dama, les diré que fue esposa de mi amiguísimo Miguel Tronco Quevedo. Para quienes no diga nada el nombre de Miguel, fue candidato a alcalde por el tricolor. A quienes no diga nada el nombre del tricolor, les diré que no se han perdido de mucho.

     Doña Laura me dijo que el candidato no quiere golpeteos, y quedó de comentarle que una entrevista para mis lectores sería positiva. El doctor fue más lejos, pues se expresa del descendiente de sirio libaneses como si fuera su hermano, lo que habla muy bien del galeno, quien me invitó a conocer el proyecto del priísta.

     Gracias a ambos. Reconozco que hubo un tiempo en que el PRI le hizo falta a México, y que tuvimos que pasar por el Tricolor para llegar a donde estamos. Con el Partido Acción Nacional hubiéramos sido una dictadura, peor que la que hoy es el PRI, pues hubiera sido católica, y con el de la Revolución Democrática ni siquiera hubiéramos sido.

     No hubiéramos sido nada, pues ya nos hubiera acabado a golpes, según su carácter. Lo escribí y lo reitero: no solamente ya no hace falta el PRI, sino que la mejor manera de premiar a Enrique Peña Nieto por las devaluaciones y los golpes a la economía familiar es darle diputados priístas que le sigan la corriente para devaluar o golpear la economía.

     Como en este oficio hay que leer hasta la Biblia, el Corán y el Talmud, también me he recetado publicaciones priístas, para conocer el pensamiento del buen Tarek. Y nunca vi algo relativo a no permitir devaluaciones, ni a evitar ataques al bolsillo del contribuyente clasemediero o peor, de los pobretones.

     El presidente de la República debe de tener valor para enfrentarse a los que sacan capitales, a los que favorecen al dólar, a los que fomentan las devaluaciones y a quienes con su actitud buscan la contracción de la economía. Claro, no debe de estar solo, deben de apoyarle los diputados.

     Pero si él mismo favorece las condiciones para una devaluación, y los diputados le siguen la corriente, pobre Pueblo de México. Pero Tarek no habla de ésto. Es lógico, pues cuando la primera devaluación de tiempos modernos, la de Luis Echeverría en septiembre de mil novecientos setenta y seis, Tarek ha de haber estado en el Paraíso. No la sintió.

      Los siguientes doce años de devaluaciones con López Portillo y De Lamadrid, el ahora candidato pudo haber estado en la primaria, sus papás pagaban todo y no sintió tampoco el ramalazo, ni creo que le hubiera importado, al igual que cuando fue estudiante, pues a esa edad todos, especialmente los varones, no creemos ni en la paz de los sepulcros.

     De funcionario menos, pues estaba donde se compensan los golpes económicos, y si el Pueblo estaba acostumbrado a las agresiones del gobierno a nuestro bolsillo, pues un leal empleado del Estado, con más razón.

    Y lo reitero, si un día declara públicamente que de llegar a la curul no va a ser un títere  del presidente de la República, y luchará contra las devaluaciones que solo favorecen a los gringos y a los banqueros, no solo le hago propaganda. Me afilio al PRI.


   ¡En la torre!, dijo el buitre y siguió bailando, pero al ritmo de: “Si te vienen a contar, que ya se va a devaluar, / a Enrique has de premiar, y por Tarek a votar”.

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