La piedra en el zapato, azote de huleras y culebros.
Por Manuel Ábrego.
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El cartón de Ábrego |
Del cañero se han dicho muchas cosas. Hace
muchos años, se decía sin razón que comía una vez al año, durante la
liquidación.
No tomaban en cuenta que siempre ha habido
al menos en Tres Valles, tantos cañeros administrados, como los
despilfarradores, estos últimos que pedían uno u otro producto para su cañal,
lo vendían todo o en parte, y casi siempre se lo pasaban por los bigotes.
Quizá la situación anterior dio motivo para
que el ingenio mande ahora a su gente a ver si de verdad hay plaga, y a ver su
de veras aplican los productos, especialmente los plaguicidas durante una
aplicación aérea.
Ahí vemos a los inspectores aguantando el
sol, el hambre si es que el piloto no les invita algo, y ahora que el ingenio
aplica un procedimiento para detectar a los que huelan a alcohol, aguantan
hasta la sed. Pero ahí están, para que el pérfido cañero no le vea la cara a la
empresa.
Aún así, el cañero se las ve negras, y más
mientras menos caña tenga, pues los grandes productores medio se las arreglan.
Ya una vez dijimos que el productor recibe de ganancia líquida el importe de
sesenta y ocho kilos de cada mil.
El bagazo se le queda al ingenio para sus
calderas, la ganancia de algunos de los agroquímicos sale del productor, le
aplican más descuentos y hay casos en que hasta le imponen el helicóptero para
fumigar o regar algún raticida.
Y ya que hablamos del ala rotativa, o séase
el helicóptero, no encontramos alguna explicación de cómo le hacen. Su
operación es cuatro o cinco veces más cara que la del avión, pues como tiene
más partes móviles gasta más grasa o aceite, según el caso.
Su motor siempre funciona a muy altas
revoluciones, de modo que consume más combustible que un avión. Su piloto
requiere una capacitación muy especial que cuesta cara, y lo peor, no hay
helicópteros exclusivamente fumigadores como es el caso de los aviones.
Si usted tiene un ala rotativa y lo quiere
modificar para fumigar, le venden un equipo para adaptarlo, pero nunca vendrá
directamente de la fábrica un helicóptero especialmente fumigador. Pero lo dijo
el Gran Ruperto Ruiz Cortés, del Movimiento Rural “9 de Septiembre”, hay
intereses creados.
¡En la torre!, dijo el buitre y siguió
bailando, pero al ritmo de “Créame por piedad / yo te lo pido, / créame por
favor un interés”.
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