lunes, 30 de marzo de 2015

De aguantar caña.

La piedra en el zapato, azote de huleras y culebros.

Por Manuel Ábrego.

El cartón de Ábrego
    Del cañero se han dicho muchas cosas. Hace muchos años, se decía sin razón que comía una vez al año, durante la liquidación.

    No tomaban en cuenta que siempre ha habido al menos en Tres Valles, tantos cañeros administrados, como los despilfarradores, estos últimos que pedían uno u otro producto para su cañal, lo vendían todo o en parte, y casi siempre se lo pasaban por los bigotes.

   Quizá la situación anterior dio motivo para que el ingenio mande ahora a su gente a ver si de verdad hay plaga, y a ver su de veras aplican los productos, especialmente los plaguicidas durante una aplicación aérea.

    Ahí vemos a los inspectores aguantando el sol, el hambre si es que el piloto no les invita algo, y ahora que el ingenio aplica un procedimiento para detectar a los que huelan a alcohol, aguantan hasta la sed. Pero ahí están, para que el pérfido cañero no le vea la cara a la empresa.

     Aún así, el cañero se las ve negras, y más mientras menos caña tenga, pues los grandes productores medio se las arreglan. Ya una vez dijimos que el productor recibe de ganancia líquida el importe de sesenta y ocho kilos de cada mil.

     El bagazo se le queda al ingenio para sus calderas, la ganancia de algunos de los agroquímicos sale del productor, le aplican más descuentos y hay casos en que hasta le imponen el helicóptero para fumigar o regar algún raticida.

    Y ya que hablamos del ala rotativa, o séase el helicóptero, no encontramos alguna explicación de cómo le hacen. Su operación es cuatro o cinco veces más cara que la del avión, pues como tiene más partes móviles gasta más grasa o aceite, según el caso.

     Su motor siempre funciona a muy altas revoluciones, de modo que consume más combustible que un avión. Su piloto requiere una capacitación muy especial que cuesta cara, y lo peor, no hay helicópteros exclusivamente fumigadores como es el caso de los aviones.

   Si usted tiene un ala rotativa y lo quiere modificar para fumigar, le venden un equipo para adaptarlo, pero nunca vendrá directamente de la fábrica un helicóptero especialmente fumigador. Pero lo dijo el Gran Ruperto Ruiz Cortés, del Movimiento Rural “9 de Septiembre”, hay intereses creados.


    ¡En la torre!, dijo el buitre y siguió bailando, pero al ritmo de “Créame por piedad / yo te lo pido, / créame por favor un interés”.

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