martes, 11 de agosto de 2015

La piedra en el zapato. De la venida que no fue.


La piedra en el zapato, azote de huleras y culebros.

De la venida que no fue.

Por Manuel Ábrego.

   Se decía que el señor gobernador nos iba a visitar. Desde temprana hora había un despliegue más grande que en la vida de un sátiro. Pero no vino. El gober, no el sátiro.

   ¡En la torre!, dijo el buitre y siguió bailando, pero al ritmo de:

“Once de agosto del quince, ¡Cómo voy a olvidarte!

Nos quedamos esperando que viniera el Jefe Duarte.

Sin esperar su ausencia, todo el rojo pasó lista.

Desde el primer colorado hasta el último priísta.

El diputado decía: “Jefe, no vaya a Tres Valles.

Capaz que le solicitan que les arregle las calles”.

Dos libaneses decían: “No vaya a ver esas gentes.

Pues quizá se manifiesten los cañeros disidentes”.

No fue a Ciudad Alemán, tampoco, a ver los lagartos.

Sabe que en los tres niveles los ve en puestos muy altos.

No vino a nuestra industria a ver la planta de luz.

Se lo pidió el electo, por el bien de Veracruz.

No llegó a disfrutar de nuestros guisos mejores.

Dejó plantados a ricos, empresarios, tricolores.

Vacío quedó por verlo, el Palacio, casa nuestra.

No se veía un funcionario, ni siquiera para muestra.

Para cuidar su persona distrajeron policías.

¿Y si viene Peña Nieto, que ha amargado nuestros días?

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