La piedra en el zapato,
azote de huleras y culebros.
De la política
avestrúcica.
De repente da la impresión de que nuestro
ayuntamiento adopta la política del avestruz de esconder la cabeza.
Como somos mal pensados, suponemos que es
para no molestar al ciudadano y que no niegue los votos para el Partido
Revolucionario Institucional, en cualquier contienda que venga.
Cuando gobernaba la maestra Helen Beatriz
Fernández López, se daba a quienes tenían montones de grava en la calle, un
plazo de treinta días para retirarlos. Si no lo hacían, iba una máquina del
ayuntamiento a quitarlos, a fin de que el material no se fuera al drenaje y lo
tapara.
Hoy, quizá para no incomodar a los votantes
que construyen, los dejan que tengan su montón el tiempo que quieran, no
importa que la lluvia lo deslave y lo lleve al drenaje, la cosa es quizá, no
perder votos.
A los puestos ambulantes, aunque el
asunto no es tan crítico como en Tierra Blanca o Tuxtepec, les permiten llegar
y estorbar, o quitar un lugar para estacionarse, o como en el caso del puesto
que está frente al Centro de Salud, ocupar media calle. Que se encargue la
administración que sigue.
A lo mejor para no molestar a los transgresores
del Reglamento de Tránsito más de los que los va a molestar éste, no reponen el
tope de Emiliano Zapata y Flores Magón.
Y quizá, no lo aseguro, para no inquietar
a otros votantes no le dan buenas armas a la Policía Municipal. Claro, para no molestar
a los mismos policías, no les dan uniformes nuevos, no sea que les dé alguna
alergia.
¡En la torre!, dijo el buitre y siguió
bailando, pero se tropezó con un avestruz que estaba metiendo la cabeza en un
hueco.
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