Urge ampliar panteón o
crear cultura de reaprovechamiento de bóvedas.
*Corporaciones informaron
saldo blanco en panteón de Tres Valles.
*Reportaron visitantes
robo de coronas y arreglos florales.
Manuel Ábrego.
Tres Valles, Ver. Urge
ampliar el cementerio de esta ciudad, o crear cultura de reaprovechamiento de
bóvedas.
Lo anterior tuvo más realce para deudos de
los difuntos ahí sepultados, y algunos de los visitantes del pasado día dos
señalaron que podría ser en contra de la salud el amontonamiento de sepulcros,
pues hay casos en que hasta tres cuerpos yacen uno sobre otro.
Hubo quienes recordaron que el Club de
Leones quizá venda una porción del terreno adyacente al camposanto, y que el Municipio
podría comprarla.
Propusieron además que el
Ayuntamiento fomente la cultura de la cremación y de usar la misma tumba para
otros restos mortales.
Por otra parte, los dos días del recuerdo
a los extintos, antes de las siete de la mañana elementos de la Delegación de
Tránsito en esta ciudad ya se encontraban dirigiendo el tráfico, e incluso dispusieron
un estacionamiento especial para estacionar motocicletas.
No se vio en la calle como en
administraciones anteriores a la ambulancia de Protección Civil, aunque el
titular de la comisión edilicia del ramo, regidor Juan Urtiaga recorrió el área,
donde se observó una buena disposición de los puestos hecha por la Dirección de
Comercio.
Entre los detalles que sorprendieron y gustaron
al Pueblo presente, estuvo la presencia del sacerdote ortodoxo Pablo Abelardo
Ochoa Pérez, nativo de La Gloriosa pero que ha pasado en Estados Unidos
prácticamente toda su existencia, y que ofició una misa por los difuntos.
El mencionado religioso tiene una misión
atrás del CECYTEV, y si bien iba a ser el primero en efectuar el Sagrado Rito, se
adelantó el cura Gelasio a su misa, y el padre Ochoa tuvo que aguardar turno.
El andador que cuando fue regidor
promoviera el chinanteco Vicente Valor Roldán y el clima benigno, favorecieron
la circulación de los visitantes, y la ausencia de malestares entre la gente
anciana que fue al rito anual de asistir a las tumbas que cobijan los restos de
sus seres queridos.
También hubo comerciantes foráneos,
orizabeños la mayoría de ellos, que al
decir de algunos vendieron toda su mercancía. A la hora de elaborar esta nota,
las corporaciones que sirvieron a la ciudadanía habían reportado “sin novedad”.
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