Fue positiva la visita del
obispo de Veracruz.
*Opinó parte de los fieles
que abarrotaron el local del Club de Leones.
*Comió en conocido
restaurante con algunos clérigos.
Manuel Ábrego.
Tres Valles, Ver. Fue
positiva la visita del obispo de Veracruz, según opinó parte de los fieles que llenaron
el local del Club de Leones el pasado lunes.
Ayer, después de caminar con el ilustre
visitante hasta el lugar de la celebración, al cual llegaron además visitantes
foráneos que alquilaron autobuses, se impartieron diferentes Sacramentos.
Posteriormente el prelado Luis Felipe
Gallardo Martín del Campo compartió el pan y la sal con una docena de clérigos
en conocido restaurante sito en el Boulevard Álvaro Obregón, el cual cerraron
por dos horas.
Amenizó el momento un grupo de mariachis
al igual que en el Congreso, y entre sus acompañantes estuvo el Padre Edgar,
nativo de Tres Valles. Atento anfitrión fue el párroco de este lugar, cura
Gelasio Pulido Alarcón.
En breve entrevista, el Obispo, Salesiano de
Don Bosco, se veía complacido e incluso recordó a sus viejos compañeros,
conocidos comunes, como los padres Javier Ávalos, Andrés Ibarra, y otros que ya
fallecieron, como el RP Alfonso Burciaga.
Como se recuerda, en otras ocasiones los
obispos han venido también a revisar los libros parroquiales, y para esta
visita y con la debida anticipación, el cura Gelasio solicitó al Pueblo que
aportara comestibles para su entrega a Su Eminencia, a fin de aligerar la carga
económica del Seminario.
El mismo cura adelantó que la próxima
visita de su superior religioso será en muy breve plazo. Uno de los diáconos que
estaba afuera del restaurante al pendiente de lo que se ofreciera, dijo que el
cura Gelasio ya explicó a la feligresía lo que es la Iglesia Ortodoxa y su
relación con la Católica.
Aún así, aún hay reticencia para admitir
la presencia en estos lugares del sacerdote ortodoxo Abelardo Ochoa Pérez,
detalle que ha inquietado al cura
terrablanquense. No faltan quienes lo relacionen con el aspecto económico.
Pasada la euforia del acontecimiento,
diáconos, servidores y voluntarios empezaron a acarrear en distintos vehículos
los artículos usados en el Congreso.
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