La piedra en el zapato,
azote de huleras y culebros.
De la duda sobre los
independientes.
Por Manuel Ábrego.
En la antigua antigüedad, cuando a un
mortal no le concedían la ansiada candidatura a lo que fuera por parte del Partido
Revolucionario Institucional, la pedía a otro partido aunque luego regresara
con el rabo entre las piernas.
Hoy, se lanzan o amenazan lanzarse como
candidatos independientes, si bien pocos son los suspirantes de otros
institutos políticos los que hacen tal caprichito.
A la fecha, podría haber más patrocinadores
para los que se autonombran independientes, entre ellos algunas fuerzas
obscuras o millonarios gandallas, que cuando pasen la factura les quitarán la
categoría de la independencia.
Pero la peor probabilidad es que sea el
PRI quien fomente la supuesta independencia electoral. Comentamos hace algunos
ayeres que de triunfar el llamado independiente necesitará el compromiso de una
legislatura local para gobernar como Dios manda, pues no todos van a ser de los
suyos.
Ahora, si la mayoría en la legislatura
fuera priísta y ganara algún seudo independiente mandado por el PRI, no habría
problema para el flamante gobernador, pues la farsa habría ganado y todo
seguiría igual que hoy, con un dictador como mandatario estatal y un congreso a
su servicio.
En este Tres Valles ya se dio el caso,
cuando “contendió” por la presidencia municipal el Lic. Leopoldo Cano por el
Partido de la Revolución Democrática, que aunque no vino de independiente, hizo
la mascarada enviado por el PRI, al grado tal que luego de perder se retrató al
lado del gobernador priísta.
Una maestra que nunca en su vida practicó
el socialismo, fue candidata por el Partido Popular Socialista, ganó y al poco
tiempo se declaró priísta, Helen Fernández López. Una doctora que era priísta,
Adriana Leal, participó en las elecciones por el PRD, ganó y volvió al redil
tricolor.
Así que no nos asombremos si para la
contienda a gobernador hay más priístas “independientes” que partidos,
incluyendo apellidos tricolores de abolengo y a imitación de “El Bronco” de
allá del Norte, nos salgan con apodos de animales salvajes o algo similar.
El jarocho aguanta de todo, incluso la
aparición de otro PRI, quizá fuera el Partido Regeneradamente Independiente. ¡En
la torre!, dijo el buitre y siguió bailando, pero al ritmo de: “Independencia
inútil, flor de mis desvelos”.
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