Escasea el trabajo para la
aviación agrícola.
*Muy pocos brotes mínimos
de salivazo en partes altas o en caña 290.
Manuel Ábrego.
Tres Valles, Ver. Escasea
el trabajo para la aviación agrícola, a diferencia de las buenas temporadas de
hace años.
Productores reportan muy pocos brotes de
salivazo, que aseguran que son mínimos en
extensión, predominantemente en partes altas o en caña 290. En lo que respecta
a otros cañeros, hay quien asegura que eliminó la plaga en sus terrenos y que
hace años que no la padece.
“La última vez le regué un plaguicida cuya
concentración del compuesto activo era de quince por ciento, y adiós plaga. Hoy
el ingenio proporciona uno que se prepara al cinco por ciento, tiene mucha
arena, y la plaga llega cada año”, expresó un viejo productor de origen
norteño.
Comentó además que el proveedor para el
ingenio es único y que tiene una cadena de tiendas en Loma Bonita, Tuxtepec,
Tres Valles y otros puntos, de forma que el ingenio proporciona al productor
que le pide a crédito sólo los químicos que se venden en esa cadena.
Hace años, en esta región eran pocas las
pequeñas compañías o los pilotos dueños de un solo avión que se dedicaban a la
fumigación aérea. Todavía se recuerda a Joel Díaz; Antonio Magaña Olavarrieta y
a Jesús Argueta Izarrarás.
Este último fue maestro de
generaciones de aviadores.
Posteriormente hubo pilotos que se
independizaron, otros que llegaron de fuera o particulares que ingresaron al
negocio, y al ritmo que aumentó la competencia aumentaron las formas de
conseguir que el ingenio o los cañeros los favorecieran con trabajo.
Sobre todo los ejidatarios, que solicitaban
donaciones para su salón ejidal, su escuela o algo similar. En tiempos más
recientes llegaron dos helicópteros de los cuales se accidentó uno, y se decía
que los patrocinaba un importante político de Tuxtepec junto con un funcionario
del ingenio.
Nunca fueron tan eficientes como un
avión, e incluso no se estaban en todos los trabajos difíciles. De hecho a la fecha los
helicópteros que hay en México son adaptados, no se han importado los que fabrican
especialmente para fumigar.
La empresa azucarera ha llegado al extremo de
repartir la superficie a regar entre los diferentes operadores de aviones, de
los cuales existen en esta región uno en Los Naranjos, otros en Ciudad Alemán,
Las Macayas, el ejido Emiliano Zapata, Nopaltepec y de repente en Los Macuiles.
Todavía el año pasado fumigar la caña se
cobraba a doscientos cuarenta pesos por hectárea, cuota puesta por el ingenio,
que a su vez exige desde hace años que las aeronaves tengan GPS, localizador
satelital, y se le informe con datos extraídos del aparato electrónico, si no
es así, no reconoce la labor.
Si a todo lo anterior se agrega que las
refacciones son de importación y que quien compra debe de pagar en dólares con
pesos cada vez más devaluados, se comprenderá la crisis por la que atraviesa el
medio. Además, la licencia del piloto debe de revalidarse cada año, previo
examen médico.
Las aeronaves debe verificarlas
periódicamente un inspector aeronáutico, y para las aeropistas también existen
un conjunto de requisitos. No se descarta la posibilidad de que con los cambios
climáticos de estos días, eclosionen los huevecillos del insecto del salivazo,
y retorne el trabajo.
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