La piedra en el zapato,
azote de huleras y culebros.
De la mapachería.
Por Manuel Ábrego.
Si desea usted alguna
dádiva gratuita, o anda pensando que la próxima salida de la escuela lo va a
asfixiar económicamente hablando, no invoque a los Reyes.
A los Reyes Magos, por supuesto. Ni
invoque al Programa Oportunidades o alguno similar. Tampoco se venda con los
fenicios de diferentes instituciones financieras que abundan tanto como las
variadas fuerzas del orden en Tres Valles. No.
Párese en algún lugar solitario desde la
noche del jueves antes de las elecciones, a la madrugada del domingo en que se
votará. No faltará algún mapache que con tentadoras ofertas le resuelva sus
problemas a cambio de su promesa de voto por el partido al cual el mapache
favorezca.
Múltiples tácticas mapachescas aparecerán
en ese lapso de tiempo, sea la de comprar credenciales, incluso de difuntos; el
reparto de cubetas con los artículos de uso diario; despensas; castillos y
láminas para alguna casa futura; en fin, diversidad de tentaciones para
aquellos que ya las esperan.
Sí, que ya las esperan, porque existen
tresvallenses que la vida decente que no tienen en el paso de los años, la
disfrutan en época de elecciones, ya sea con la despensa, aún cuando tengan
polvo en el fondo las bolsas de arroz o los frijoles se muevan solos, u otros
artículos.
Sin contar a los que amplían su
guardarropa con playeras y gorras, o los que espantan a la lluvia con paraguas
que traen pintado el logotipo de algún partido, no importa que a la primera
mojada queden más porosos que los polvorones de afamada panadería.
Pero estamos en Tres Valles, donde un alto
porcentaje de mortales no entiende que las dádivas mapachescas son comida para
hoy y hambre para mañana, que salen de nuestros impuestos y que quienes las
den, buscarán la forma de reponer el gasto sacando dinero de nuestros mismos
impuestos.
Lo anterior, ganen o no ganen, que el
Sistema aguanta. Pero bien lo dijo Goyo Murillo en una de sus tantas visitas a
Tres Valles: “Reciban la despensa, con ella preparen el desayuno el día cuatro
de junio y luego salgan a votar”.
Y así debe de ser. Votemos, por quien sea,
pero votemos. Que la victoria tiene muchos padres, pero el mapachismo y el
abstencionismo solo uno, y además, los dos son gemelos, aunque no se parezcan.
¡En la torre!, dijo el buitre y siguió
bailando, pero al ritmo de: “De noche por Tres Valles, / antes de la elección.
/ Andan los mapaches / fregando la votación.
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