La piedra en el zapato.
De los dichos simbólicos.
Por Manuel Ábrego.
Dicen los flemáticos ingleses que “no hay
hombre que no tenga un esqueleto en su ropero”.
Al antedicho dicho, se le
pueden dar muchas connotaciones, y en política se diría al menos en México, al
menos en Veracruz y al menos en Tres Valles, que todo grillero tiene cola que
le pisen.
Ambos son dichos, pues no hay mortal que
aguante ver una osamenta en su ropero más de dos segundos, ni los políticos
mexicanos son lagartijas para tener cola que les pisen. Simbólicamente, hay
quienes les tratan de lagartos o de dinosaurios, pero solamente se trata de un
dicho.
De todos modos, el esqueleto o la cola
quizá sean la razón, simbólica por supuesto, para que los enemigos se vuelvan
amigos durante una campaña o casi siempre, pues gentes que se tienen un odio
jarocho, en esa hora reúnen habilidades, o características en común para
ganarle al opositor.
No porque se amen, sino porque saben todas
las gracias de su enemigo anterior, amigo ahora. Por la misma razón, no se
atacan a la hora de que uno de ellos gobierne, aunque lo haga con un equipo
pésimo, pues podría ocurrir que le
destapen el esqueleto en su ropero.
Es
característica de un buen político tresvallense, ver al enemigo como un aliado
en potencia, al cual no hay que denigrar mi hacer escarnio con él, sino dialogar,
y más si le puede dañar o beneficiar. Lo más probable, es que el otro piense
igual. A negociar se ha dicho, que cuatro años pasan pronto.
Dudamos que sirva hacer escarnio o
desprestigiar al otro. Tenemos el caso en Tierra Blanca y en Tres Valles, de
tiendas que han querido desprestigiar a la competencia exhibiendo carritos de
mercancía con listas de precios que en apariencia son más baratos en las
tiendas que intentan el desprestigio.
Aparte de ser mercancías más corrientes,
la Población sigue comprando en grande en la cadena de tiendas que
supuestamente serían desprestigiadas, lo que sucede también en política, pero a
su tiempo, tiempo que solamente pertenece al Pueblo, el cual valora, tiene
buena memoria y es quien vota.
¡En la torre!, dijo el buitre y siguió
bailando, pero al ritmo de: “Acuérdate de Tres Valles, / grilla bonita, grilla
del alma”.
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