La piedra en el
zapato, azote de huleras y culebros.
Del orden y del
desorden.
Por Manuel
Ábrego.
Nos ha tocado ser testigos que entre los
mortales que han gritado en una campaña electoral y su candidato gana, haya uno
que se ofrece sacrificarse como comandante de Policía. En serio.
Una de las pocas formas en que un
ayuntamiento no decide totalmente en el aspecto de Municipio Libre, es en la
designación de titular ya sea inspector o comandante, pues viene desde los
altos mandos. Por supuesto que hay propuestas edilicias, pero la última palabra
viene de la capital.
Sea que quede el gritón del cual hablamos
en nuestra columna o cualquier otro, van a percibir un sueldo, y ese dinero
viene etiquetado directamente en los Fondos Federales para la Policía y
Protección Civil. En teoría, es intocable.
Pocos son los ayuntamientos que no han
incorporado gente que va a trabajar en otras áreas, en la nómina de la Policía
Municipal e incluso en la de Protección Civil. Así satisfacen a los gritones
que creen merecer un premio por acompañar en campaña al candidato triunfador.
Los resultados son malos, pues en las
emergencias ni hay la gente que hará falta en Protección Civil, ni existen los
elementos necesarios para guardar el orden en la comisión de un hecho
delictuoso, entre otras circunstancias que ameritan muchos policías y mucha
gente de Protección Civil.
Y falta hablar del edil encargado de la
Comisión, que como en todos los casos, partirá de cero al iniciar la
administración municipal, y cuando medio sepa su trabajo y medio le eche ganas,
será porque ya se está acabando el periodo.
Salvo el Lic. Guillermo Reyes López cuando
fue regidor de la Comisión de Seguridad, casi nadie, alcaldes incluídos, ha
tenido el perfil para coordinar la relación entre los mandos de Xalapa, la
Policía de Tres Valles y la aplicación del Derecho.
Quizá éso fue lo que llevó a algunos
uniformados a confiar en don Valentín Reyes López en las recientes elecciones,
en la esperanza de que volvería el buen trato para ellos si ganaba el
empresario. Y sobre todo, hubieran vuelto todas las congregaciones a tener su Policía
asignada.
Hay que reconocer que ha habido honrosas
excepciones, más excepciones que honrosas, sería la gran cosa que si usted las
conoce me las hiciera saber, detalle que agradecería infinitamente.
Como ayer consumí una cápsula de jalea
real, dos docenas de ostiones y un taco de hierba santa, (acuyo, o como le
llaman en el Tibet, ayompo) les digo una evenflada: aguantaría que alguna vez
quien se encargara de la Comisión de Seguridad pasara un examen de
confiabilidad.
Escasos, por no decir inexistentes, han
sido los gobiernos municipales que han tenido un inspector o comandante de
principio a fin. J. M. Maus tuvo cuatro inspectores, uno de ellos muerto
trágicamente; Córdova tres y un interino de facto.
Mal que bien, se ha tratado de capacitar a
los guardianes del orden, desde aquella ocasión en tiempos de Javier Ochoa,
cuando bajó a Tres Valles la modalidad itinerante de la Academia de El Lencero,
hasta el envío por meses a la misma para que sean mejores elementos.
Por cierto que en la ocasión mencionada,
el Lic. Efrén Barragán Miguel dio clase de Derechos Humanos y un servidor la de
Combate de Incendios y Rescates, a gendarmes de ocho municipios en el salón
Iuventus.
Como dato humorístico, comento que si bien
íbamos por afán de servir, nos ofrecieron una gratificación que jamás llegó.
Cachetadas de la vida. Pero si se presentara la oportunidad de servir, seguro
que lo haríamos de nuevo.
Esperemos
que el próximo gobierno panista tenga la conciencia de meter a la nómina de la
Policía Municipal exclusivamente policías, por supuesto, con la secretaria de
rigor. Así tendríamos suficientes elementos para este nuestro municipio al que
todo rebasa, menos el progreso.
Asimismo, que quien ostente la Comisión de
Seguridad reciba muy buena capacitación en Xalapa, se documente acerca de las
leyes relativas, ni él ni algún familiar tengan antecedentes penales, fomente
una buena relación con Xalapa, el C4 de San Andrés y comprenda al policía como
ser humano.
Otro dato: cuando un amigo alcalde asumió
el poder, entre sus primeras acciones estuvo la de revisar el equipo de los
policías. Fue a una comunidad, preguntó por las armas, uniformes y demás
equipo.
Le pregunta al comandante de ese lugar: ¿Y
cómo andan de esposas? La contestación fue para meditar. “Uy jefe, aquí el más
tonto tiene dos y con chamacos”.
¡En la torre!, dijo el buitre y siguió
bailando, pero al ritmo de: “Un agente que era mudo una plática inició, / con
un mudo que era gente, pero no le contestó”.
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