La piedra en el zapato,
azote de huleras y culebros.
De la tiranía veracruzana.
Por Manuel Ábrego.
La tiranía veracruzana multa con impuestos a
los que quieren vivir de forma decente.
Los
impuestos priístas en la Legislatura trabajaron y nos aumentaron los impuestos.
A nosotros, ya sea tresvallenses avecindados o nativos, nos pegaron los votos
de dos de los más finos productos que el PRI nos ha dado: Juan René Chiunti y
Marcela Aguilera Landeta.
Claro
que lo anterior no evitará que los devotos de la gorra sigan votando por el
tricolor. Bueno, de la gorra, la playera, el paraguas y siga usted con la
cuenta. El otro fino producto del Revolucionario, el gobernador Duarte, aún se
aventó a decir que el aumento es menos de lo que cuesta un chicle.
La locura, ni más ni menos, llevada a su
máxima manifestación, la de querer recuperar dinero exprimiendo a quienes
invirtieron para que Veracruz sea un poco más grande que otros estados y que en
otros días. La dictadura ni más ni menos: “Pagas porque lo mando yo, y ya”.
Para los entes que recaudan impuestos, una
empresa es una empresa, ya sea que tenga uno o miles de empleados, y cada
empleado contratado es un motivo de pagar el tres por ciento a la nómina.
No hay empresario de cualquier tamaño que
sea un filántropo, todos ponen un negocio para ganar y vivir más que confortablemente,
si bien hay entre ellos los gana dineros y hay quienes ahí la van pasando.
A todos les pegan los impuestos federales,
y el ahora tristemente célebre tres por ciento a la nómina, estatal. Si el
salario mínimo es de setenta pesos, dos pesos diez centavos representan el
nuevo impuesto.
Por siete días, serán catorce setenta por
empleado. Un patrón que tenga cinco trabajadores pagará setenta y tres pesos
con cincuenta centavos por semana. En Veracruz hay miles de empleadores que
tienen muchos más que cinco empleados. En Tres Valles son pocos, pero existen.
La cadena de tiendas, el Ayuntamiento,
centros comerciales, gasolineras, la papelera, el ingenio. Además, estamos
hablando de personas que ganan el salario mínimo, pero no son todos, hay
afortunados con más sueldo.
De por sí ayuntamientos como el de Tres
Valles están al borde del colapso, ahora con ese aumentillo poco va a faltar
para que los empleados que les toca trabajar su quincena salgan a botear para
tener su salario. Y son capaces de hacerlo en horas hábiles.
Los empresarios no van a perder, el dinero
aumentado saldrá de sus colaboradores o de sus clientes, pues un gran
empresario que se respete tiene a su mando un equipazo de contadores y
licenciados en administración de empresas que le resolverán quién absorba el
nuevo impuesto.
Lo seguro es que lo pagará el Pueblo, sea
el Pueblo - cliente o sea el Pueblo - empleado. No sería remoto que el buen
Duarte ya esté pensando en cobrar como Antonio López de Santa Anna, veracruzano
también, por los perros, puertas y ventanas.
Así que veríamos en Veracruz el ISPT,
Impuesto Sobre Perros Trotacalles; el IVA, Impuesto a Ventanas Abiertas o el
ISRP, Impuesto Sobre Rendijas en Paredes.
¡En la torre!, dijo el buitre y siguió
bailando, pero al ritmo de: “Soy Napoleón, soy dictador, / aumento impuestos,
me ayuda el tricolor”.
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