miércoles, 24 de mayo de 2017

La piedra en el zapato. De la madrastra de todas las contiendas.



La piedra en el zapato, azote de huleras y culebros.
De la madrastra de todas las contiendas.
    EN MEMORIA del “Tlacuache” Garizurieta, periodista del siglo pasado, quien acuñó la frase de que “Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”.
Por Manuel Ábrego.
    La madrastra de todas las contiendas. Así podría llamarse a la contienda electoral que vivimos al día de hoy, pues en todos los partidos hay hijos adoptivos. O al revés, en todos los que andan en campaña acompañando a los candidatos hay partidos adoptivos.
     Y no hay ni a cuál ir. Panistas traidores, priístas renegados, convenencieros petistas y perredistas de hueso amarillo se ven en todos lados, y en todas las caravanas. Momento, en casi todas las caravanas, pues en el PES solo se ve la nave del contador amigo, eso sí, más bocina que carro, más carro que gente.
     Al menos tiene la ventaja moral de que los que le reciben siempre superan en número a los de la caravana, pues si van tres y los reciben seis, ya es el doble. En las otras van cien y si los reciben veinte, juzgue el lector, pues en el carro del contador amigo, a los balazos caben cinco.
     Como en el circo, como en el carnaval, son las elecciones. En el primer caso, entre el público se ven más acróbatas, malabaristas y personajes raros que los que trae la empresa, así como demasiadas domadoras.
      En el carnaval, entre el público, se ven mujeres tan bellas como las que desfilan. Y en las campañas, entre los ciudadanos, en el sesenta por ciento de los casos hay mejores mortales que entre los contendientes.
      En todos los equipos hay más gente acompañando que la que les oye en la mayoría de las comunidades, pero curiosamente, la base es la gente del candidato, pues entre los propuestos ediles de todos ellos, pocos pueden decir que aportan gente.
     En todas se ven ex ediles o ediles actuales, empleados o ex empleados municipales, todos con la noble intención de tener otra vez un hueso el cuatrienio que entra, si bien en algunas ya se ven jóvenes y jovencitas, que aspiran a ser la continuación de la burocracia de sus mayores.
      Y he aquí algunas incidencias de la época. A una señora que vendía comida en la Telesecundaria ahí por Las Abejas, la sacó la directora por no apoyar a Fernando Cano cuando se estaba autoproponiendo para candidato, sino a Montserrat.
     A un empleado anciano de Palacio Municipal, lo despidieron porque algún reportero vendido fue a enseñar a algún jerarca una gráfica donde el hoy cesante estaba saludando al doctor José Manuel.
       Desfilaba la comitiva de José Manuel cerca de la casa de la Familia Hilario, viejos panistas fundadores, y de repente de ahí salió una damita algo obesa, con blusa blanca y pantalón azul, gritando: “Trae poca gente, y los carros no votan”.
     Hasta poco antes de la campaña, se oía hablar del Partido Revolucionario Institucional. Hoy lo más sobresaliente que se oye del susodicho, es que los partidarios suyos andan en otros contingentes. Tal parece que es el ovino obscuro, por no decir la oveja negra.
     Acompañamos esta breve con tres caricaturas ya publicadas. El espíritu de la Izquierda y la de una de las famosas lápidas, ambas del dos mil quince. Además, una del PRI con el tucán de PVEM, del año siguiente. No somos profetas, pero se veía negro y dijimos: “Va a llover”.
      Y presentamos al dios del agua de Tres Valles con el dios del agua distrital. Y salió. ¡En la torre!, dijo el buitre y siguió bailando, pero al ritmo de: “Me Vale si va a llover/, y pocos estén votando”.



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