La piedra en el zapato,
azote de huleras y culebros.
De la madrastra de todas
las contiendas.
EN MEMORIA del “Tlacuache” Garizurieta,
periodista del siglo pasado, quien acuñó la frase de que “Vivir fuera del
presupuesto es vivir en el error”.
Por Manuel Ábrego.
La madrastra de todas las contiendas. Así
podría llamarse a la contienda electoral que vivimos al día de hoy, pues en
todos los partidos hay hijos adoptivos. O al revés, en todos los que andan en
campaña acompañando a los candidatos hay partidos adoptivos.
Y no hay ni a cuál ir. Panistas traidores,
priístas renegados, convenencieros petistas y perredistas de hueso amarillo se
ven en todos lados, y en todas las caravanas. Momento, en casi todas las
caravanas, pues en el PES solo se ve la nave del contador amigo, eso sí, más bocina
que carro, más carro que gente.
Al menos tiene la ventaja moral de que los
que le reciben siempre superan en número a los de la caravana, pues si van tres
y los reciben seis, ya es el doble. En las otras van cien y si los reciben
veinte, juzgue el lector, pues en el
carro del contador amigo, a los balazos caben cinco.
Como en el circo, como en el carnaval, son
las elecciones. En el primer caso, entre el público se ven más acróbatas,
malabaristas y personajes raros que los que trae la empresa, así como
demasiadas domadoras.
En el carnaval, entre el público, se ven
mujeres tan bellas como las que desfilan. Y en las campañas, entre los
ciudadanos, en el sesenta por ciento de los casos hay mejores mortales que
entre los contendientes.
En todos los equipos hay más gente
acompañando que la que les oye en la mayoría de las comunidades, pero
curiosamente, la base es la gente del candidato, pues entre los propuestos
ediles de todos ellos, pocos pueden decir que aportan gente.
En todas se ven ex ediles o ediles
actuales, empleados o ex empleados municipales, todos con la noble intención de
tener otra vez un hueso el cuatrienio que entra, si bien en algunas ya se ven
jóvenes y jovencitas, que aspiran a ser la continuación de la burocracia de sus
mayores.
Y he aquí algunas incidencias de la
época. A una señora que vendía comida en la Telesecundaria ahí por Las Abejas,
la sacó la directora por no apoyar a Fernando Cano cuando se estaba autoproponiendo
para candidato, sino a Montserrat.
A un empleado anciano de Palacio
Municipal, lo despidieron porque algún reportero vendido fue a enseñar a algún
jerarca una gráfica donde el hoy cesante estaba saludando al doctor José
Manuel.
Desfilaba
la comitiva de José Manuel cerca de la casa de la Familia Hilario, viejos
panistas fundadores, y de repente de ahí salió una damita algo obesa, con blusa
blanca y pantalón azul, gritando: “Trae poca gente, y los carros no votan”.
Hasta poco antes de la campaña, se oía
hablar del Partido Revolucionario Institucional. Hoy lo más sobresaliente que
se oye del susodicho, es que los partidarios suyos andan en otros contingentes.
Tal parece que es el ovino obscuro, por no decir la oveja negra.
Acompañamos esta breve con tres
caricaturas ya publicadas. El espíritu de la Izquierda y la de una de las
famosas lápidas, ambas del dos mil quince. Además, una del PRI con el tucán de
PVEM, del año siguiente. No somos profetas, pero se veía negro y dijimos: “Va a
llover”.
Y presentamos al dios del agua de Tres
Valles con el dios del agua distrital. Y salió. ¡En la torre!, dijo el buitre y
siguió bailando, pero al ritmo de: “Me Vale si va a llover/, y pocos estén
votando”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario