martes, 30 de mayo de 2017

La piedra en el zapato. De la gente de Huesolandia.



La piedra en el zapato, azote de huleras y culebros.
De la gente de Huesolandia.
Por Manuel Ábrego.
     Así es, hoy escribimos acerca de los huesolandeses, habitantes del municipio de Huesolandia.
     Dicha demarcación abarca muchos municipios, en los cuales sus vecinos se distinguen por su adoración al Sagrado Hueso. Pero no aquellos “hueso frio” o “hueso caliente”, de difuntos o de fiestas, respectivamente. No. Se trata de  aquellos que responden a los días de crisis buscando un hueso municipal.
     Cualquier hueso es bueno, no importa si se es por ejemplo, arquitecto, y le conceden un huesecillo de albañil, el cartón es lo de menos, la chamba y el cobro quincenal son lo que cuenta. Total, mejor ser un matacuás con cuatro años de quincenas seguras, que un arquitecto desempleado.
     Es ésa la razón por la cual cientos de huesolandeses cambian de la habitual personalidad a otra diametralmente opuesta: los fríos se calientan; aquellos tímidos se hacen combativos; los apartidistas se tornan en partidarios; los de azul se vuelven rojos; los güeros, morenos, y siga usted con la cuenta.
     Los mismos dirigentes de los partidos, han clasificado en esta temporada a sus amigos en dos categorías, los que participan y hay que hablarles a cada momento, y los que no participan y no vale la pena recordarlos.
     Todo lo anterior en tiempo electoral, todo sea por un hueso. Es más, hasta quienes odiaban la música guapachosa o la de banda, corean las consignas musicales de época, guapachosas o de banda, por uno u otro candidato, si bien alguno de éstos se vuelve candidote.
    Y las sorpresas, que de tan seguidas ya no sorprenden. Azules que por años han comido de Acción Nacional, hoy  apoyan al Revolucionario. Empresarios que recibieron dinero a fondo perdido del azul en tiempos de Calderón, hoy vuelven al redil y apoyan a Mateo Ortiz.
     Morenos, que daban la vida por MORENA y López Obrador, ahora andan con Movimiento Ciudadano, con el Partido de Trabajo, con el PAN, claro que buscando el pan para sus familias, y hacen caravanas impresionantes, cientos de mortales en decenas de vehículos, con cada abanderado.
     Lo cual también es una transformación, pues de peatones se convierten en vehiculeros. En lo que pocos piensan, o fingen no pensar, es que en caso de ganar su candidato, no habrá lugar para tanta gente, o peor aún, que una vez que dejen de fluir los dineros del predial el primer año, hasta luego mi gabán.
     Más o menos por estas fechas, gane quien gane, la gente que entró no va a ser la que esté en la ubre municipal con su huesecillo. Será menos. Y es que quienes contienden, no prometen de su dinero, sino del que esperan que caiga en las arcas municipales, de una u otra procedencia.
     Es lo que pasará, sea que llegue el pudiente, o que gane quien sólo tiene la alhaja que tenía aquel tipo que dialogó con el ánima de Sayula. Todos ellos le ofrecen trabajo a sus seguidores, y prometen obras y circunstancias al elector que a su vez, a veces no sabe que debe de oír todos los mensajes.
     Aunque en ocasiones los mensajes sean parecidos a la táctica de algunos novios con ganas: “Prometer hasta meter, y ya una vez metido, olvidar lo prometido”. Hasta meter al candidato en Palacio por cuatro años, aclaro.
      No se menciona ni para ganar votos en determinado sector, que una vez que se llegue a la Silla Grande se pagarán los laudos que ya ganaron los demandantes laborales del Ayuntamiento. Nunca ninguno podrá. Pero estamos en Tres Valles y ni modo de suicidarnos.
      ¡En la torre!, dijo el buitre y siguió bailando. Pero al ritmo de: “La señora vio al Palacio y al verlo expresó: ¡Qué hueso! / El de fuera vio al Palacio y también manifestó. ¡Qué hueso!/ El local miró a Palacio y al verlo exclamó: ¡Qué hueso!
     El de edad miró a Palacio y al mirarlo coincidió: ¡Qué hueso! / El maduro vio al Palacio y de acuerdo remachó: ¡Qué hueso! El votante los vio a todos y al verlos exclamó: ¡Qué hue…sos!.

miércoles, 24 de mayo de 2017

Opera Tránsito con mesura en esta época electoral.



Opera Tránsito con mesura en esta época electoral.
Manuel Ábrego.
Tres Valles, Ver. Opera Tránsito con mesura en esta época electoral, ante los numerosos casos de contingentes que se forman y desfilan en las diferentes arterias citadinas.
    La Delegación treinta y cuatro a cargo del oficial Agustín Valadez Regueyra, con los elementos asignados, ha mostrado prudencia ante el movimiento de un reducido sector de la Población que acompaña a las caravanas de quienes aspiran a suceder a Marcos Cano Ramos.
     Si bien en los casos de los partidos más modestos, sus casas de campaña están en calles poco transitadas y requieren un mínimo de cuidados, los de los más pudientes se ubican en sitios de tráfico vehicular intenso, y desde el inicio de la campaña, sus partidarios reflejan la confianza de llegar a ganar.
     Dicha confianza les lleva a crear cuellos de botella o a dificultar de otra manera las condiciones de la circulación, mostrando de repente una cierta prepotencia motivada por la confianza que inspira la figura de su abanderado.
     La comprensión emanada de la experiencia de los encargados del tráfico, ha desembocado en la ausencia de confrontaciones entre los agentes y los fanáticos de uno u otro color, si bien al día de hoy, tampoco ha habido accidentes ocasionados directamente por las movilizaciones.
     Únicamente las molestias naturales que aguantan los que se limitarán a votar o quienes se abstendrán.

La piedra en el zapato. De la madrastra de todas las contiendas.



La piedra en el zapato, azote de huleras y culebros.
De la madrastra de todas las contiendas.
    EN MEMORIA del “Tlacuache” Garizurieta, periodista del siglo pasado, quien acuñó la frase de que “Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”.
Por Manuel Ábrego.
    La madrastra de todas las contiendas. Así podría llamarse a la contienda electoral que vivimos al día de hoy, pues en todos los partidos hay hijos adoptivos. O al revés, en todos los que andan en campaña acompañando a los candidatos hay partidos adoptivos.
     Y no hay ni a cuál ir. Panistas traidores, priístas renegados, convenencieros petistas y perredistas de hueso amarillo se ven en todos lados, y en todas las caravanas. Momento, en casi todas las caravanas, pues en el PES solo se ve la nave del contador amigo, eso sí, más bocina que carro, más carro que gente.
     Al menos tiene la ventaja moral de que los que le reciben siempre superan en número a los de la caravana, pues si van tres y los reciben seis, ya es el doble. En las otras van cien y si los reciben veinte, juzgue el lector, pues en el carro del contador amigo, a los balazos caben cinco.
     Como en el circo, como en el carnaval, son las elecciones. En el primer caso, entre el público se ven más acróbatas, malabaristas y personajes raros que los que trae la empresa, así como demasiadas domadoras.
      En el carnaval, entre el público, se ven mujeres tan bellas como las que desfilan. Y en las campañas, entre los ciudadanos, en el sesenta por ciento de los casos hay mejores mortales que entre los contendientes.
      En todos los equipos hay más gente acompañando que la que les oye en la mayoría de las comunidades, pero curiosamente, la base es la gente del candidato, pues entre los propuestos ediles de todos ellos, pocos pueden decir que aportan gente.
     En todas se ven ex ediles o ediles actuales, empleados o ex empleados municipales, todos con la noble intención de tener otra vez un hueso el cuatrienio que entra, si bien en algunas ya se ven jóvenes y jovencitas, que aspiran a ser la continuación de la burocracia de sus mayores.
      Y he aquí algunas incidencias de la época. A una señora que vendía comida en la Telesecundaria ahí por Las Abejas, la sacó la directora por no apoyar a Fernando Cano cuando se estaba autoproponiendo para candidato, sino a Montserrat.
     A un empleado anciano de Palacio Municipal, lo despidieron porque algún reportero vendido fue a enseñar a algún jerarca una gráfica donde el hoy cesante estaba saludando al doctor José Manuel.
       Desfilaba la comitiva de José Manuel cerca de la casa de la Familia Hilario, viejos panistas fundadores, y de repente de ahí salió una damita algo obesa, con blusa blanca y pantalón azul, gritando: “Trae poca gente, y los carros no votan”.
     Hasta poco antes de la campaña, se oía hablar del Partido Revolucionario Institucional. Hoy lo más sobresaliente que se oye del susodicho, es que los partidarios suyos andan en otros contingentes. Tal parece que es el ovino obscuro, por no decir la oveja negra.
     Acompañamos esta breve con tres caricaturas ya publicadas. El espíritu de la Izquierda y la de una de las famosas lápidas, ambas del dos mil quince. Además, una del PRI con el tucán de PVEM, del año siguiente. No somos profetas, pero se veía negro y dijimos: “Va a llover”.
      Y presentamos al dios del agua de Tres Valles con el dios del agua distrital. Y salió. ¡En la torre!, dijo el buitre y siguió bailando, pero al ritmo de: “Me Vale si va a llover/, y pocos estén votando”.