domingo, 13 de noviembre de 2016

De mortuis nihil, nisi bene.

La piedra en el zapato, azote de huleras y culebrtos.
De mortuis nihil, nisi bene.
Por Manuel Ábrego.
    Dios Nuestro Señor llamó a Su Casa al cura Gabriel Martínez Hernández, si bien no se cierra ningún capítulo de la historia de Tres Valles, pues el cierre fue cuando dejó de ser cura en el activo, y nada más en su historia.
      Le costó trabajo, pues él nunca se quiso retirar e incluso quiso promover entre la feligresía la idea de que no debía de retirarse aunque lo dijera el entonces obispo José Guadalupe Padilla.
     Al igual que Nuestro Señor Jesucristo,  todo sacerdote tiene parte divina, parte humana, y el hoy extinto don Gabriel no fue la excepción, y usó ambas, a veces en la política. No hay que olvidar que nuestra Santa Madre Iglesia es la política más antigua en la Historia de la Humanidad.
     Nuestra parte divina exige que tengamos misericordia de todos en todos los aspectos de la vida. La parte humana dice que no debemos tener misericordia y estacionar nuestros vehículos en la banqueta, aunque los fieles y los infieles tengan que bajarse a la calle para caminar.
     Llegó a Tres Valles cuando aquí no había política ni religión, en su papel fomentó esta última como lo que era, un buen administrador y un tipo inteligente y persuasivo, lo que le permitió conseguir fondos del Pueblo y administrarlos para construir un montón de capillas.
      Poco a poco Dios fue mandando obreros a su mies, llegaron curas a otras parroquias y le fueron quitando terreno a don Gabriel, además de disminuirle las entradas económicas.
     Un día le trajeron un chamaquito moreno nacido en Nopaltepec, a quien  bautizó, el moreno tuvo un cerebro enorme, llegó a gobernador del estado y en muchas ocasiones le tendió la mano a don Gabriel. Incluso le llegó a prestar un helicóptero para viajar a Xalapa a resolver un problema.
      Lo cual demuestra que a la hora de ayudar con helicópteros, aunque sea a un colega en desgracia, los gobernadores no se andan por las ramas, más bien ayudan a andar por las nubes.
      El cura de referencia nunca trabajó solo, aparte de Dios Nuestro Señor le ayudó el Pueblo, pues sin Dios y sin el Pueblo ningún cura hace nada, por muy bueno que sea para los billetes. Lo anterior, partiendo de la premisa de que los riquillos y los alcaldes también son del Pueblo.
      Él mismo nació rico. A su señor padre, don Ignacio Martínez, el gobierno le expropió y le pagó un terreno donde ahora está el Primer Cuadro de Tres Valles.
      Abarcaba desde donde venden hierbas en Cuatro Caminos, hasta frente al Bar El Torito, a la esquina de Aquiles Serdán y Boulevard Presidentes, y hasta una esquina del panteón. No lo donó, como aseguraba el ilustre religioso, con la complicidad escrita de algún cronista.
      Más da el duro que el desnudo, dicen los españoles. En su tiempo, tuvo mucha influencia al menos con dos presidentes municipales, Pedro Aguilar Ibáñez, de muy grata memoria, caballeroso y respetuoso de todas las creencias, y Javier Ochoa Cortés.
      En la administración de este amigo, don Gabriel determinó que había que quitar el poste con lámparas que estaba a medio parque, pidió una grúa a la Papelera y se quitó. A un servidor lo mandaron de la empresa a dirigir la maniobra.
     Alguna vez se interrumpió la Misa en la noche, porque alguien gritó que lo iban a matar, y de esa situación salió un mal para una familia amiga de esta ciudad, que gracias a los amigos del jefe de esa familia y al buen trabajo de un licenciado que le echó ganas, resultó en la inocencia del implicado.
    Todo cura tiene un parte divina y una humana. La humana ayuda a reírse cuando a otro cura que hace sombra le pega de cachetadas algún nativo de este lugar. La divina hace que se gane la gratitud de aquellos a quienes les otorgó los Sacramentos, y al mismo tiempo hace que el religioso de marras viva en santidad. Juzgue el Divino Maestro.

     ¡En la torre!, dijo el buitre y siguió bailando, pero cuando los músicos se echaban una melodía. Y les decía: “Échenle, pero que no suene”.

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