La piedra en el zapato,
azote de huleras y culebros.
De los posibles (II).
Por Manuel Ábrego.
Continuando con la serie,
el doctor José Manuel Díaz Rodríguez, panista, altruísta, y por dos ocasiones,
hace cuatro años y hoy, única cara visible de los blanquiazules para contender.
Con un Partido que lo respalda, capaz de
enfrentarse al PT sin que le eche en cara el Pueblo los errores de algún
gobernador, ha trabajado por años ya sea dando consultas médicas, medicinas,
algún aparato ortopédico, mucho antes de que se le mencionara por segunda vez
como abanderado azul.
Interrumpida desde hace días su altruísta
labor, ya afinó su proyecto que hace cuatro años no tuvo eco en Tres Valles, en
parte por el desgobierno azul, y en parte por conveniencia de quienes viven
bien solamente en época electoral, los eternos hartistas, con “h”, porque se
hartan.
Ha
convivido con la población sin esperar los grandes agasajos y tiene afán de
servir. Idos los días que Fernando Cano quiso cosechar lo que no sembró, hoy,
al menos mientras inicia Mateo Ortiz Ramírez, del PRI, es el único capaz de
enfrentarse al talentoso empresario y político Valentín Reyes López.
Sus relaciones con el PRD local son buenas,
sin llegar a influir al ciento por ciento. También la lleva bien con el
diputado local Goyo Murillo, a quien un escribidor de aquí llamara “candigato”
y “Lacayo de Tito Delfìn”, y ahora anda muy pegado con él cada vez que viene.
De ese tipo se debe de cuidar José Manuel
cada que le haga la barba. Aclaro que no menospreciamos a los otros, pero ni a
Chico Márquez ni a las señoras competidoras los sobrevaluamos.
Volviendo
al galeno, hay que esperar a que presente su equipo, pues entre quienes le han
demostrado simpatía, hay unos que deben demostrar que son capaces de algo
positivo.
Por supuesto que no es un caso único, no
hay equipo electoral actual que no tenga sus lunares, si bien algunos son
verdaderos tumores, sea con Chico Márquez, Natalia Heredia, Don Valentín o
Mateo. Allá el Pueblo, quien debe exigir que los candidatos enseñen sus equipos
para juzgar. Y votar.
¡En la torre!, dijo el buitre y siguió
bailando, pero al ritmo de: “Si yo veo tu equipo, camino contigo, / y si me
convence, me vuelvo tu amigo”.
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