La piedra en el zapato,
azote de huleras y culebros.
De la medida del miedo.
Por Manuel Ábrego.
Algún día se habrá
preguntado en qué tipo de unidades se mide el miedo, si por kilogramos, metros,
litros o algo así. Depende del lugar y la situación.
En Tres Valles y en tiempos políticos, que
ahora abarcan casi todos los años por completo, se mide por el número de
amenazas, ataques a la persona, manifestaciones de envidia y similares.
En el caso de la célula local del Partido
Revolucionario Institucional, se amenaza que si alguien no vota por el PRI, le
quitarán el Programa Prospera. Para atacar a la persona, se cuestionan sus
gastos y lo que ha hecho en la vida económicamente, lo cual de paso es una
forma de envidia.
Aparte, está el aumento de las dádivas en
forma de láminas, despensas, colchonetas y de todo lo que nos cuesta a los
mexicanos, que mientras más se dé, más es el miedo.
Y es extraño, pues el tricolor tiene un
prospecto excelente, que ostenta un apellido sano, de gentes de trabajo, sin
cola que le pisen y sin necesidad de demostrar miedo a los prospectos de otros
partidos. Y no está relacionado con algún ex gobernante estatal.
Claro, también el azul tiene otro
prospecto excelente y por su parte, el Partido del Trabajo tiene otro, por lo
que si se tiene una persona adecuada, no hay razón para demostrar miedo sino
optimismo.
Por el contrario, hay que buscar a quien
vaya a trabajar por el Pueblo, lo quiera con todos sus defectos y virtudes. Que
no sea elitista, que se dirija lo mismo a los dos grupos de hueseros que
asisten desde el parque a cuanto novenario o cabo de año se les pone enfrente,
que a los pudientes.
Que se identifique con los tresvallenses
y sus causas justas. Hay tanto que decir acerca de este asunto que no cabe en
el blog completo, pero usted lector tresvallense sabe perfectamente lo que debe
de ser.
Ponemos para acompañar esta breve, una
caricatura que publicamos hace tiempo, y que no pierde actualidad. Es tan
actual como una marcha por la paz o en protesta por el gasolinazo.
¡En la torre!, dijo el buitre y siguió
bailando, al ritmo de: “El Comercio hizo una marcha y el Pueblo exclamó: “Qué
huesos”.
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